jueves, 27 de diciembre de 2012

"Lo bueno de morir ahorcado es que puedes sacarle la lengua a la muerte"

Una vez leí un viejo adagio: "Lo bueno de morir ahorcado es que puedes sacarle la lengua a la muerte" (Luis Felipe Angell) pero tal refrán no podía aplicarse al contexto en que me veía envuelto ya que "Yo soy yo y mi circunstancia, sino la salvo a ella no me salvo yo" (Ortega y Gasset) y las "circunstancias" en el cual estaba enfrascado no me dejaban muchas oportunidades y, para mi caso  en particular,mucho oxigeno. Pero de no haber aflojado un poco las fuerzas que me estrangulaban no habría manera de que siguiese vivo, entonces no habría manera de cómo escribir estas lineas. Porque a diferencia de la de la Ouija (fenómeno para-normal) y de los abuelos que nos asustan con la sábanas (fenómeno para-el-asilo) , los muertos no escriben...

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Era el siglo XVI y ,para aquella época, parte de Europa perdía la cabeza con suma facilidad. Las causas eran variadas y multiformes que oscilaban desde robarle la cabra al vecino hasta ser esposa de Enrique VIII. De esto   podemos concluir que solo los "vivos" y el verdugo eran quienes no extraviaban la cabeza por el simple hecho de tenerla todavía pegada al cuello. Los "vivos" en el sentido de que eran lo suficientemente cínicos como para persuadir al vecino de que su cabra no fue robada, sino que simplemente escapó y que no va a regresar en los próximos cincuenta años y , más bien, en vez de presentar la respectiva denuncia de la cabra perdida a las autoridades invitarlo a cenar mañana un rico estofado de cabra. Los verdugos ,por su parte, porque era preferible ser quien corte las cabezas que ser el individuo a quien se la van a cortar. De este hecho nacieron todos los tipo de corte que utilizamos actualmente en la cocina: corte a la Juliana ,en honor a la decapitada; corte a la Brounoise (se pronuncia Brunua), en honor a las sopa; el corte Pluma, en conmemoración a los pollos y cuanto corte se le añadió: corte a la Ana, corte a la Catalina, corte a esta también y a esta otra que no me agrada (siendo estos últimos de la autoría de Enrique VII).

Así que lo más razonable para aquella época era trabajar de verdugo o convertirse en un flamante desvergonzando y adoctrinar a las hijas de no cruzarse con ningún Enrique (porque esos muchachos hacen que las chicas pierdan la cabeza) y más bien enseñarles el juego: "¿Dónde está la calabaza a Ana Bolena?" o algún distractor igual de divertido. De esta manera se van desarrollando los acontecimientos y solo se puede llegar a la resolución de que la sociedad inglesa empeora (además de que Enrique se casa otra vez) a quien se le suma la agravante de que los doctores no sabían a qué cuerpo le corresponde cada cabeza (he ahí la razón por la cual ocurrieron casos como por ejemplo: El conde Ardrulín terminaba siendo enterrado con la cabeza del conde Richard).
Frente a esta situación sentencian los ingleses-¡¡Al diablo!! A tener que vivir así, lo más razonable es el suicidio- y para el día siguiente millones de ingleses quieren trabajar para el Estado: el saldo de muertes es increíble hasta el punto de que hay más cabras que los propios naturales. Sin embargo,y a esto quería llegar, la decapitación estaba muy vista (en las morgues anglosajonas tanto como en las plazas de las ciudades) y se procedió a la pena por la horca de allí nacieron todos los nudos de corbata existentes.
- No se preocupe ,compañero- le dice verdugo al ajusticiado- la hora de la muerte solo dura un segundo.
-¿Cómo puedes saber eso?
-Porque mi trabajo es la muerte.
-Ya veo... disculpe, ¿puedo saber su nombre?
-Windsor ,señor.
-Un gusto
-Igualmente, ahora bien, es hora de concretar el objetivo por el cual compre la soga esta mañana ¿quieres algún nudo en especial?
-Uno que tenga gracia y atractivo...hay que morirse elegante...

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