lunes, 17 de febrero de 2014

Refranes famosos y otras desgracias

Los refranes famosos o la "sabiduría popular" se refieren a esos dichos agudos que generalmente expresan una advertencia y/o consejo que puede aplicarse en el día a día y que, generalmente, sirven para determinar o justificar muchas de nuestras acciones; como "muerto el perro, se acabó la rabia" que sirve para acabar con el perro del señor Cárdenas- el vecino- y su respectiva mascota- que da la casualidad que es otro perro-  y alegar que el susodicho animal- no Cárdenas, sino su mascota - tenía rabia. Cuando, en realidad, uno a acaba con el perro porque esa bestia defeca ingentes cantidades- ustedes ya saben de qué- en nuestro jardín y que el respectivo dueño no se toma la molestia de recoger la desgracia que ha sucedido en las inmediaciones de nuestra casa y que se esmera en adornar la calle y de paso colorear las suelas del zapato al incauto que las pise. Así mismo, "A grandes males, grandes remedios" no es justificación, ni argumento que sirva al doctor para recetar al paciente- que soporta con resignación un estreñimiento homicida- un supositorio del tamaño de un bidón de agua que puede que lo cure el mal renal, pero que desgarrará gravemente el espíritu orgulloso del paciente y de paso su trasero. Cuando la gente fracasa o tiene éxito en el amor sentencia finalmente "en la guerra y en el amor, todo vale" ¿quiere decir que podemos acostarnos con el enemigo? "La vaca no se acuerda cuando fue ternera" ¿es que la madre de uno ha perdido la memoria o es que con el paso de los años se ha puesto gorda y tetuda? A quedado probado que "quien ríe al último, ríe mejor" es un consuelo para el tonto cuando es el último en entender  el chiste. La gente dice sin rigor que "la palabra es plata, pero el silencio, oro" pero nunca he visto a un mudo millonario. "El amor con amor se paga" pero al joven Werther fue llevado a la "zona del amigo" por Lotte (la chica que le gustaba) y luego de eso se pegó un tiro.  Mi tío un Darío pensó "acuéstate sin cenar y amanecerás sin deuda", pero despertó con una gastritis que casi lo mata y que lo llevó al hospital y le terminó debiendo al doctor no sé cuántos soles.

Y más, y más... y más...

Son por hechos como este que llego a la conclusión de que  la realidad que intentan explicar estos refranes y las verdaderas circunstancias que circunscriben esta vida son completamente disimiles. Inclusive, los refranes intentan formular algo que ni lo más grandes pensadores han logrado siquiera reflexionar como: ¿Qué forma tiene esta existencia?, ¿la vida es cuadrada?, ¿la vida es triangular? (absurdo como suena) Y que los refranes han aventurado a responder con esta graciosa sentencia de "Todo da vueltas en esta vida" ¿Eso quiere decir que la vida tiene forma de gorda? o algo capaz de rotar en torno a su eje como lo hacen los objetos redondos. Entonces los refranes -como el primo feo de la familia- es la caricatura a contra-natura de los verdaderos hechos y de la vida misma. En todo caso lo único que puedo rescatar de los refranes es que me encuentro admirado frente a la popularidad que han llegado a tener y que han engañado escandalosamente a la todos aquellos a quienes se fían de estos...

Ejemplo:

Fue hace muchos años, durante mi etapa escolar, que teníamos que dar un examen final de Historia programado para el día jueves 28 de noviembre y que para el miércoles 27 del mismo, el susodicho examen había sido sustraído del portafolio del profesor (a quien le decíamos "engaña loseta" porque era cojo) Escándalo que llegó hasta el círculo administrativo de mi colegio, quién procedió a investigar el asunto del robo y que rápidamente se llegó a un culpable: Miguel- un amigo del colegio a quien he dado por muerto-. Cuando el director del colegio se entrevistó con él para llegar a las últimas razones que llevaron a ese muchacho de ensortijado pelo rubio a cometer tamaña infracción, él respondió

"No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy" 

Y nunca más lo volví a ver.

Cuando regresé a casa ,luego de la jornada escolar, le conté a mi padre sobre el asunto del examen robado, cosa que mi padre luego de sopesar la historia sentenció "quien mal anda, mal acaba". Entonces yo le pregunté si realmente era así y si todos los cojos-y por lo tanto mi profesor de historia- estaban condenados a fracasar en esta vida...

Pero él no me entendió...

jueves, 6 de febrero de 2014

Cosas que solo suceden en San Valentín

A San Valentín, por orden del Emperador Claudio II, le separaron la cabeza de los hombros un día en la antigua Roma. Una sentencia dictada en virtud de que tal santo casaba a los soldados (casarse era incompatible con una carrera de armas); por lo tanto, una desobediencia que le costó la vida a él y, siglos más tarde, le costó un ojo de la cara a Manolito (quien le compró un oso de peluche a su enamorada, hace ya algunos años, esa tarde cuando ella decidió dar por terminada la relación con él).


San Valentín, esta es una suposición mía, era un ferviente creyente del amor, (donde el matrimonio: la expresión de la unión por los más elevados sentimientos- o por las más elevados números de un cheque-o por el más elevado masoquismo-) eran en ese entonces la expresión de un contrato para mantener la economía o el poder familiar consagrado, con lazos de sangre. Eso quiere decir que el matrimonio no siempre ha sido lo que ahora conocemos. En esos tiempos, el matrimonio por "amor" no existía, lo que existía a todas luces era la hija fea del panadero con quien uno tenía que contraer matrimonio o cuanto destino le haya deparado al novio o la novia.  Lo que también llegó a existir fue el matrimonio a punto de escopeta (por haber graduado al autor de los día de la novia de abuelo)

Al respecto de eso, siempre he creído que el "día de los enamorados" o "el día de la amistad" (para quien la soledad es su mejor arma) tiene más ambiente de carnicería que del respectivo día festivo, porque todos, indiscriminadamente, van perdiendo partes del cuerpo (como Manolito y su ausencia de ojo) u órganos vitales (como el negro Nando que espera un trasplante de corazón porque el suyo terminó en la basura cuando la chica que le gustaba lo llamó ese tarde del 14 de febrero, con ese categórico y solemne "tengo que decirte algo" que lo puso tan contento y que luego lo redujo al suelo pegajoso de un bar cuando le dijo que tenía un chico con quien salir -que, por supuesto, no era él- y tras la noticia se despidió con un "chau, mi mejor amigo"). O lo que  sucede conmigo cada San Valentín que compro un litro de helado y lo como mientras veo películas ...

Cosas que solo suceden en San Valentín...