jueves, 22 de enero de 2015

La gente linda


La otra vez una amiga me preguntó si tenía por allí a algún conocido que sea guapo o decentemente agradable, que no dudara en presentarselo. Pero mis amistades no son especialmente guapos. Yo siento por ellos el mismo cariño como también tenía las mismas ganas de arrojarlos por las escaleras. Son ocasionalmente agradables, como la gente común, eventualmente desesperantes... como la gente común.  Muy aparte existía gente muy hermosa que sabes que jamás se fijarían en ti ni para ser tu amigo, por ello, yo no tenía justamente amistades de tal calibre. Ellos solo están allí, pululando y disfrutando de su belleza. Mis amistades eran aquellos que mirabas y decías con un poco de desdén: "Sí...son lindos..."

Yo tengo una teoría acerca de la gente "linda".

No podemos llamar a alguien atractivo (o atractiva) físicamente con aquel término. En primer lugar porque el concepto de "lindo" resulta insuficiente para designar a cualquier persona de características "socialmente agradables"(asumiendo que la belleza está determinado bastante por la sociedad, solo hay que ver las revista para saber que somos feos). En segundo lugar, se encuentra el hecho de que el lenguaje (en cualquiera de su variedad de formas y diversidad de expresiones) tiene en su repertorio de términos y palabras mejores conceptos que le hagan justicia a la belleza que se encuentra frente a los ojos. Por ejemplo, a alguien que es decentemente atractivo (lo necesario como para que alguien voltee a vernos, pero no lo suficiente como para estar en un catálogo de ropa) se le denomina: "simpático" o "guapa", y alguien extraordinariamente agradable (es decir que cumple con el canon de belleza reinante) se le dice que es "hermosa, bella, etc).

Todo lo demás es juzgado con el desaliento e indiferencia en perfecta proporción a qué tan bien cruzamos por los estrechos límites de la belleza.


No existe la gente "linda", generalmente aquellos precisamente "lindos" son bastante "feos". El asunto radica en que es la gente es educada con uno y decide arrojarnos un eufemismo por la cara. Y  uno, preso de la incauta inocencia, cree que en serio tiene algo de guapo.

No, simplemente usted tiene un buen amigo.

Los "amigos" son esencialmente "amigos" porque es la persona que está determinada a brindarle felicidad desinteresada,  compartir la comida, la bebida, el oxígeno y todas aquellas anécdotas graciosas así como las otras historias no tan felices que nos sumergen en el desasosiego, el sopor y la angustia más opresiva. Es decir es la persona dispuesta a mentir, engañar, estafar en pro de que el camarada realmente tenga una razón que motive una sonrisa genuina (más allá de que las causas detrás de la sonrisa sean falsas)

-¿Soy bonita, Onán?
-Sí, eres preciosa

Pero era mentira y Jesucristo lo sabía.
Pero allí tenía una verdadera sonrisa, y sabía que le había dado su dosis para subirle la autoestima.

Ese era el trabajo del amigo, encontrar esperanzas y motivos, a pesar de que la historia de la humanidad ha enseñado que toda esperanza es vacía y el esfuerzo, absurdo.

Y para colmo uno es feo como una patada.

Por aquellas mismas razones es que un buen amigo tiene un dilema moral a la hora de categorizar el atractivo de su compañero de fiestas, de parradas y de llantos. Porque es buen amigo.

Cuando llamamos alguien bajo el término de "lindo"/ "linda" no estamos apelando a su aspecto físico, estamos en el más alarmante grito de auxilio y misericordia porque la persona realmente no es muy guapa que digamos. Resulta que la persona "linda" es potencialmente más agradable en lo que es en el interior de lo que alguna vez será por fuera.

Lo descubrí un día cuando estaba conversando con una chica que me gustaba y esta me dijo: "Qué lindo eres"

Entonces así supe que era feo y cuando me miré en el espejo solo podía oirlo decir: "Te lo dije"