martes, 28 de junio de 2016

Municipalidad de Lima y gobiernos locales en conflicto ante informalidad de viviendas


“La demanda de viviendas por parte de la población ha sido mucho mayor que la velocidad en que la ciudad había planeado su crecimiento”, afirma Gustavo Mayor, Ingeniero del Área de Gestión de Riesgos de la Municipalidad de Lima. Y es que según el Ministerio de Vivienda entre los años 2003 al 2014 se han entregado 117 mil 367 títulos de propiedad a asentamientos humanos solo en Lima; a nivel nacional dicha cifra asciende a 994 mil 552 títulos de propiedad otorgados en lotes donde la invasión de terrenos y la autoconstrucción sigue siendo la forma de conseguir una vivienda propia

La ciudad necesita un plan

El problema ante la falta de planeamiento urbano se debe a que tras los cambios de autoridades locales, estos no siguen los planes de quienes los precedieron.  A esta problemática se le añade que los mismos no cumplen con el planeamiento de crecimiento urbano dispuesto por la Municipalidad de Lima porque cada gobierno local es autónomo y cada uno dispone de sus licencias según sus necesidades.  “La Municipalidad simplemente no tiene forma de organizarlos”, afirmó Mayor.

Por otro lado, el ingeniero señala que “ya se han presentado  hasta cinco proyectos de ley en el congreso para obtener una norma de mayor jerarquía que regule todo, pero hasta ahora no se aprueba ninguna en el congreso. Sin una norma de mayor jerarquía como una ley lo que queda es una política difusa”, sentencia.

Y la autoconstrucción aún continuará.

De informal a formal

“El proceso de formalización empieza desde la ocupación del terreno”, señala David Montero miembro del Ministerio de Vivienda y del programa Nuestras Ciudades, “Una vez invadido, los pobladores piden una constancia de posesión a la municipalidad, quien emite una constancia de posesión y la entrega a cada una de los pobladores” Con dicho documento Cofopri solicita una evaluación de riesgo sobre el terreno ocupado donde se dictamina si es de alto, medio o bajo riesgo. Dependiendo de la categoría tienen que subsanarse las recomendaciones o erradicar a las personas. Aun así, Cofopri entrega los títulos de propiedad junto con las recomendaciones. No hay datos, al momento de la entrevista, de saber cuántas de estas viviendas han subsanado sus observaciones.  

¿Una solución?

“La sociedad formal es demasiado costosa”, dice Juan Antonio Blanco Blasco, ingeniero civil especializado en temas de construcción informal, “el procedimiento formal es sacar una licencia, presentar cuatro juegos de planos firmado por un arquitecto, un ingeniero civil, de saneamiento y un electricista y la gente no tiene plata para pagar eso, además que el trámite es sumamente engorroso” 

“El proceso de formalización empieza desde la ocupación del terreno”, señala David Montero miembro del Ministerio de Vivienda y del programa Nuestras Ciudades, “Una vez invadido, los pobladores piden una constancia de posesión a la municipalidad, quien emite una constancia de posesión y la entrega a cada una de los pobladores” Con dicho documento Cofopri solicita una evaluación de riesgo sobre el terreno ocupado donde se dictamina si es de alto, medio o bajo riesgo. Dependiendo de la categoría tienen que subsanarse las recomendaciones o erradicar a las personas. Aun así, Cofopri entrega los títulos de propiedad junto con las recomendaciones. No hay datos, al momento de la entrevista, de saber cuántas de estas viviendas han subsanado sus observaciones.

Frente a esa problemática Blanco propone que el Ministerio de Vivienda debería realizar un concurso entre todos los profesionales para diseñar  100 modelos de planos en distinto tamaño de lote que ya estarían firmados y sellados por ingenieros de acuerdo a ley. Luego estos planos deberían repartirse entre todos los municipios.

El informal debería acercase a la municipalidad elegir el plano de acuerdo a su lote, comprarlo por un reducido precio y con eso se soluciona el problema. “Hay un profundo desinterés de la Municipalidad porque a nadie se le ocurre eso”, concluye el Ingeniero.

Mientras tanto…

En un principio la condición de informalidad de las viviendas impide su regulación porque se encuentran físicamente en el lote, pero legalmente no son titulares la propiedad, solo poseedores por la invasión a los terrenos del Estado o de particulares. Luego de las conversaciones con las municipalidades se le entrega el título de propiedad para que estas pasen a la formalidad. Lo que ha sucedido con muchos de estos títulos que han sido entregados por Cofopri es que se encuentran en zonas de riesgo. Para aquellas  viviendas se debe realizar una evaluación para estimar la condición de vulnerabilidad, las que deben ser subsanadas a través de muros de contención y escaleras.

Otras medidas tomadas por municipalidades como Surco, para detener el crecimiento de invasiones, han levantado muros como ha sido el caso de La Molina y el muro que separa a un asentamiento humano en Villa María del Triunfo de los vecindarios de Las Casurinas. Divisiones parecidas han ocurrido en las playas de Ancón con las cuerdas que separan a unos bañistas de otros. 





miércoles, 9 de marzo de 2016

Lo mejor que puedo hacer

Mi enamorada está enferma. Una nausea aplastante junto con sonidos divertidos en su estómago la han derribado a la comodidad de su cama y a la molestia de la fiebre.
Sufre bastante.
Yo me río porque verla enferma es lo más gracioso que ha pasado en el día.
Eso no me hace mala persona, de hecho estoy aquí cuidando de ella. Le di dos pastillas de nombre impronunciable para que mejore.
Está muy mal.... y no puedo evitar pensar que las son enfermedades vanos intentos de la Naturaleza por acabar con toda la humanidad. Cada gripe derrotada por un Panadol, cada tos aliviada por el auxilio de los jarabes es un fracaso para el planeta en su intento por aniquilarnos a todos.

Por ello, luego de la pastilla, ella duerme plácidamente como solo las personas drogadas saben hacerlo.Mientras yo siento que cumplo con mi rol social de cuidar a mi pareja cuando se enferma, así como cuando ella cumplió con el mismo deber cuando me dio varicela a mis 21 años de edad.

El contagio de mi rezagada enfermedad infantil ocurrió cuando trabajaba como profesor del curso matemática en un taller de "Vacaciones útiles" para niños de 5to de primaria. Como era costumbre en ese taller se le solía brindar a los niños "guía espiritual" de parte de una  anciana cuyas últimas lecciones de vida se referían a que su primer marido la había engañado y que su segundo esposo había muerto poco después de haber contraído matrimonio. Ella se consolaba a sí misma asegurando que "Dios suele llamar a su gloria más temprano a los hijos que más ama"

Eso me hacía sentir que cada respiro que los niños y yo dábamos era un punto a favor de que Dios probablemente nos odia. Además ¡apuesto que el primer esposo sigue con vida!

-Profesor- me dijo Zeyli, la alumna más joven del grupo- ¿yo soy buena?
-Depende. ¿Hiciste tu tarea de matemática?-pensé en decirle, pero mi respuesta fue otra- ¿Por qué lo preguntas, cariño?
-Porque Papalindo aún no me llama. ¿No llama siempre a los que más quiere?
-No, Zeyli, la señora busca encontrarle algún sentido a su dolor, probablemente odia a su primer marido y el segundo marido que realmente amó está recontra muerto.  Esa es su manera en que ella encuentra alivio. ¿Has jugado alguna vez Mario Bros?
-¡Sí!- dijo sonriendo
-Cuando Mario es tocado por cualquiera de los malos, muere instantáneamente, ¿cierto? Pero aún te quedan tres intentos más para poder pasar el nivel. Cuando pasas por segunda vez el nivel, la muerte que has sufrido antes te sirve para pasar los malos que ya conoces y evitar que te maten igual y poder llegar hasta el final.
-¡Yaaa!
-Lo que hace esa señora es jugar Mario Bross con su propia vida. Cada fracaso, cada golpe, tiene sentido porque la ayuda a llegar al final.
-¿Y entonces pasará el nivel?
-No, descubrirá que al final del juego solo encontrará vacío. Dios no existe, es un consuelo para sentirnos mejor. 
- ... ¿profesor?

Le quemé el cerebro.

Probablemente verá en Mario Bros el ejercicio catarquico de quien intenta ahogar sus angustias tras cada pequeña muerte.

Dejando esa duda de lado comencé con la clase Uno de mis alumnos, Bruno, se tambaleaba hasta el límite de la modorra. Me acerqué a él, lucía pálido.
-¿Estás bien?

Y se murió ahí mismo.
En realidad no..
La fiebre catapultó su conciencia a un lugar lejos del salón de clase al mismo tiempo que su cuerpo se desplomó al suelo como saco de tubérculos.
Días más tarde me notificaron que Bruno tenía varicela y luego de dos semanas la misma enfermedad empezaba a agrietarme el rostro. Después de un tiempo comenzaba a caerme a pedacitos como un anciano con reumatismo cuando camina. Lo bueno era que mi enamorada recogía mis pedazos rotos.

La voz de mi enamorada me sacó de mis pensamientos. Pronunciaba mi nombre con su voz temblorosa.
Voy hacia ella porque es lo mejor que sé hacer: verla terriblemente mal y reirme un poquito, cuidarla como ella me cuidó a mí porque la amo un montón.