jueves, 6 de febrero de 2014

Cosas que solo suceden en San Valentín

A San Valentín, por orden del Emperador Claudio II, le separaron la cabeza de los hombros un día en la antigua Roma. Una sentencia dictada en virtud de que tal santo casaba a los soldados (casarse era incompatible con una carrera de armas); por lo tanto, una desobediencia que le costó la vida a él y, siglos más tarde, le costó un ojo de la cara a Manolito (quien le compró un oso de peluche a su enamorada, hace ya algunos años, esa tarde cuando ella decidió dar por terminada la relación con él).


San Valentín, esta es una suposición mía, era un ferviente creyente del amor, (donde el matrimonio: la expresión de la unión por los más elevados sentimientos- o por las más elevados números de un cheque-o por el más elevado masoquismo-) eran en ese entonces la expresión de un contrato para mantener la economía o el poder familiar consagrado, con lazos de sangre. Eso quiere decir que el matrimonio no siempre ha sido lo que ahora conocemos. En esos tiempos, el matrimonio por "amor" no existía, lo que existía a todas luces era la hija fea del panadero con quien uno tenía que contraer matrimonio o cuanto destino le haya deparado al novio o la novia.  Lo que también llegó a existir fue el matrimonio a punto de escopeta (por haber graduado al autor de los día de la novia de abuelo)

Al respecto de eso, siempre he creído que el "día de los enamorados" o "el día de la amistad" (para quien la soledad es su mejor arma) tiene más ambiente de carnicería que del respectivo día festivo, porque todos, indiscriminadamente, van perdiendo partes del cuerpo (como Manolito y su ausencia de ojo) u órganos vitales (como el negro Nando que espera un trasplante de corazón porque el suyo terminó en la basura cuando la chica que le gustaba lo llamó ese tarde del 14 de febrero, con ese categórico y solemne "tengo que decirte algo" que lo puso tan contento y que luego lo redujo al suelo pegajoso de un bar cuando le dijo que tenía un chico con quien salir -que, por supuesto, no era él- y tras la noticia se despidió con un "chau, mi mejor amigo"). O lo que  sucede conmigo cada San Valentín que compro un litro de helado y lo como mientras veo películas ...

Cosas que solo suceden en San Valentín...

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